Gobierno de Domingo Santa María González (1881-1886)  

  Nació en la ciudad de Santiago el 4 de agosto de 1825. Falleció en la misma capital el 18 de julio de 1889, víctima de un ataque cardíaco. Hijo de Luis José Santa María González y de Ana Josefa González Morandé, hizo sus estudios en el Instituto Nacional y en la Universidad de Chile.

Santa María fue elegido Presidente de la República sin tener candidato opositor debido al retiro de la postulación del general Baquedano, asumiendo el mando el 18 de septiembre de 1881. A esta fecha, recibía un país vencedor en la Guerra del Pacífico, quedándole aún la ardua tarea de establecer la paz con los vencidos.

Durante su gobierno logró concluir la última etapa de la guerra tras un largo trabajo de diplomacia justificada en el propósito de los Estados Unidos de intervenir en contra de Chile. La Argentina,  por su parte, procuraba asegurar en  la reunión del Congreso Americano de Panamá la condenación por el derecho de conquista; es decir, la anexión de territorios como compensación de guerra. Por otro lado, los países europeos incomodaban a la Cancillería de Chile con reclamaciones de sus nacionales que decían haber sufrido pérdidas a consecuencia de las agresiones.

El 29 de octubre de 1883 firmó el Tratado de Ancón que puso término al conflicto del Pacífico.

El gobierno de Santa María se recuerda especialmente por lo que se denominó cuestiones religiosas o teológicas. Éstas se referían a la indispensable reforma de las instituciones que regulaban el estado civil de las personas, esto es los nacimientos, matrimonios y defunciones.

Los gobiernos anteriores no pudieron encontrar el camino de entendimiento con la Iglesia, por lo que el conflicto estalló en el go­bierno de Santa María.

 

Su antecesor, el pre­sidente Pinto, dejó pendientes las reformas del estado civil y de los cementerios laicos en la esperanza de poderles dar una solución pacífica con un prelado más comprensivo y flexible que el arzobispo Valdivieso; pero éste falleció en junio de 1878 y su sucesión se transformó en un nuevo problema cuya peor parte le tocó a Santa María.